En octubre, Lima aún tiene un cielo gris, mientras que el color morado cubre todas las calles del centro de la capital. Miles de personas visten hábitos de esa tonalidad y acompañan la procesión del Señor de los Milagros, una imagen sagrada venerada por los fieles católicos desde 1655, año en que un terremoto destruyó casi toda la ciudad, menos la pared donde se representó al Cristo Moreno.
En 2020, la tradicional procesión no podrá recorrer las calles limeñas, debido al aislamiento obligatorio impuesto por la crisis del COVID-19. Sin embargo, el fervor continuará desde los hogares, con los devotos siguiendo las misas y actividades que se transmitirán durante todo el mes por Nazarenas TV.
Los días de procesión se vivirán virtualmente el 18, 19 y 28 de octubre, así como el 1 de noviembre, en que se emitirán grabaciones de los años anteriores, para que la comunidad católica reviva el momento de la salida del Cristo de Pachacamilla desde el Santuario de las Nazarenas y su regreso al monasterio, donde permanece hasta el año siguiente.
El distanciamiento social no impedirá seguir con la tradición; por el contrario, la tecnología nos dará una mano y nos permitirá investigar un poco más sobre la historia del Señor de los Milagros. Por ejemplo, se comenta que en un inicio la Iglesia Católica se opuso a que se le rinda culto a la imagen, porque fue pintada por un esclavo negro, por eso, el clero habría mandado a borrarla, pero ninguna de las personas designadas pudo hacerlo, pues sintieron como una fuerza sobrenatural se los impidió.
La santa imagen siguió siendo venerada, y en 1687, demostró que lo ocurrido 32 años antes no fue una simple casualidad. Un nuevo terremoto se produjo en Lima, y al igual que la primera vez, la pintura quedó intacta, lo que acrecentó el mito del Señor de los Temblores, como también se le conoce. Posteriormente, se hizo una copia en un lienzo, que es la que se saca en las procesiones hasta la actualidad.
La fe es una dulzura
Junto con su devoción, los fieles católicos degustan algunos manjares propios del mes morado. Aquí, algunos de ellos.
Turrón de Doña Pepa: este postre se prepara con palitos de harina y manteca, los cuales son cubiertos de miel e innumerables grajeas de colores. Según cuenta la historia, una esclava morena de nombre Josefa Marmanillo o Doña Pepa, logró curarse de una parálisis en sus brazos tras rezarle al Señor de los Milagros, y en agradecimiento a él, creó uno de los postres más sabrosos del Perú.
Picarones: en el siglo XVII, se comenzó a ofrecer este manjar en las procesiones del Cristo Moreno y se convirtió en una tradición que los fieles lo disfruten mientras acompañan a la santa imagen por las calles de Lima. La receta no ha variado a lo largo de los años, se prepara con harina de trigo mezclada con zapallo y camote, que se sumerge en aceite hirviente para lograr su característica forma crocante, la cual se acompaña con miel de chancaca.
Si tu fe por el Cristo de Pachacamilla es grande, entonces no habrá barrera que te distancie de él y demostrarás que te sentirás augusto siguiendo las transmisiones virtuales desde tu hogar, mientras endulzas tu paladar con una porción de turrón de Doña Pepa o unos sabrosos picarones.
Demuestra una vez más que los peruanos somos responsables y solidarios. De ti depende que más compatriotas estén libres del COVID-19. Recuerda, #VamosAVolver.